En el mundo de los despachos profesionales, sobre todo entre los clientes, se tiende a confundir mucho la figura del Consultor, con la del Asesor o incluso con la del Gestor y se utilizan indistintamente cualquiera de estos términos para denominar a la persona o compañía que se encarga de la contabilidad, los impuestos y los temas laborales de una empresa o negocio.
El problema llega a la hora de valorar un cambio de un despacho a otro pues en muchos casos hay una supuesta diferencia muy importante en el precio que, la mayoría de las veces viene de la diferencia en la prestación del servicio, es decir, que estamos comparando churras con merinas, o lo que es lo mismo, diferentes servicios. Pues si lo que buscas es un Gestor, estás buscando una persona que únicamente te ayude a cumplir con tus obligaciones legales, es decir, que cumplimente y presente los diferentes formularios que como empresario, tienes obligación de presentar a las diferentes Administraciones (Aeat, Seguridad Social, Ayuntamientos, Consejerías, etc.) y este trabajo o esta prestación de servicios, indudablemente tiene un precio que no puede ser el mismo que el del servicio que te puede prestar un Asesor, que aparte de presentarte todas tus declaraciones, es decir, de ayudarte a cumplir tus obligaciones legales, además de eso te ASESORA y pone el foco en crear valor a tu empresa a través de su asesoramiento en los ámbitos de su especialización FISCAL, LABORAL, CONTABLE o JURÍDICO. Pero la labor del asesor y por ende su servicio, tampoco es el mismo que el de un Consultor, que profundizará mucho más en la gestión del negocio y ayudará a su cliente en las diferentes áreas donde necesite mejorar para aumentar la rentabilidad u otros aspectos de su negocio.
Bien, una vez aclarado desde mi punto de vista cuales son los servicios que debe prestar un gestor, un asesor y un consultor en general, me gustaría aclarar que el precio por cada uno de estos servicios ha de ser siempre el mismo “aquel precio que me genere un valor (como cliente) superior a lo que me cuesta”; si se da esta regla cualquier propuesta de consultoría que a priori puede parecer carísima se puede convertir en un regalo maravilloso y lo contrario, cualquier oferta de una gestoría low-cost se puede convertir en el servicio más caro de la historia en forma de un mayor pago de impuestos (por falta de planificación fiscal), o de una escasa optimización del negocio (por falta de estrategia).
En mi opinión, las farmacias al tratarse de negocios complejos y que están especialmente regulados, necesitan a su lado algo más que una gestoría, una asesoría o una consultoría sin más. Desde mi punto de vista necesitan un colaborador, un miembro más de su equipo, incluso hasta el punto de considerar su gasto casi más una nómina que una factura (eso si con IVA, pero sin seguridad social), bromas aparte. Lo que necesitan es la figura de una persona/empresa que entienda su negocio (márgenes, stock, categorización de familias, rotación, escala de descuentos de los Reales Decretos, medicamentos con márgenes decrecientes,…), que hablen su lenguaje (tiras reactivas, aportación, PVL, compra directa,…) que conozca sus dolores (impagos, empleados, stock sobrante, impuestos,…) , sus fortalezas (consejo farmacéutico, servicios, establecimiento sanitario, trato humano, cercanía,…), que maneje datos e indicadores del sector (tique medio, % venta libre/venta receta, coste de personal, facturación por vendedor, margen comercial, gastos estructura, EBITDA,…) y que tenga contacto y relación con los principales agentes (almacenes, laboratorios, proveedores de programas informáticos, colegios,...), en definitiva lo que nosotros denominamos una ASESORIA ESPECIALIZADA EN FARMACIA, y que dicha asesoría haga la función del gestor (cumplir obligaciones legales), asesor (minimizar el pago de impuestos y diseñar una estrategia a corto y largo plazo, evitar problemas de tesorería y dar información sobre las principales variables económicas del negocio) y de consultor (monitorizar la farmacia y estar en el día a día ayudándola a mejorar el funcionamiento y sobre todo la rentabilidad de la misma). En AUDIFARMA, trabajamos con esta filosofía y es lo que tratamos desde hace más de 25 años con las farmacias que ya confían en nosotros para que les ayudemos con cualquiera de nuestros servicios.
Quiero acabar haciendo dos recomendaciones finales a todas las farmacias:
1) Nunca valoréis un presupuesto por su importe de forma aislada, mirarlo siempre en forma de retorno de la inversión pues curiosamente suele ocurrir que los servicios con precio mayor suelen tener un mayor retorno y son los que suelen aportar valor y rentabilidad a los negocios. Si es barato o caro se mide siempre por el retorno de la inversión.
2) Tratar de buscar un colaborador para vuestros temas Fiscales, Contables, laborales que esté especializado en el sector que los hay y muy buenos. Esto sin duda hará mucho más fácil que el retorno de la inversión sea positivo pues os beneficiareis de muchas sinergias de colaborar con alguien que conoce a fondo el sector.
Eduardo Marín Agulló
Asesor fiscal Audifarma