Hace unas semanas os contamos qué requisitos debía tener un plan de incentivos y cuáles son las ventajas que encontraremos cuando lo pongamos en marcha en la farmacia (podéis acceder al artículo en este enlace). Hoy queremos avanzar con este tema, si estás convencido que es lo que tu farmacia necesita y quieres seguir con un proyecto de plan de incentivos para tus colaboradores, sigue leyendo, hoy hablaremos sobre qué tipos de incentivos podemos aplicar, metas cuantitativas y cualitativas y sobretodo ¿por dónde empiezo?
Como ya dijimos en el anterior artículo, un plan de incentivos debe formar parte de la estrategia de la farmacia, debe ser algo que ayude a la farmacia a crecer y que haga que los empleados se sientan parte de la misma. Por tanto, vamos a examinar qué tipo de incentivos puedo aplicar.
Cuando hablamos de incentivos lo primero que nos viene a la cabeza es la parte económica, pero hay objetivos no económicos que, si sabemos proyectarlos en el equipo, también pueden ser objetivos muy interesantes. Así pues, podemos hablar de:
- Incentivos económicos, como por ejemplo, un bonus por el incremento de las ventas, un regalo, una cena, una aportación a un plan de pensiones o seguro médico (con importantes beneficios fiscales), aumentar el salario… son algunos de los incentivos económicos más comunes.
- Incentivos intangibles. Como hemos dicho, existe una falsa idea de que el incentivo debe ser algo material, pero hay estudios que demuestran que un buen incentivo va mucho más allá de lo material. El empleado también valora los incentivos intangibles, también llamados, morales, subjetivos o simbólicos… Algunos ejemplos de incentivos intangibles son: horario flexible (elegir la hora de entrada en una franja de media hora antes o después de la jornada normal, por ejemplo para llevar a los niños al colegio por la mañana), tiempo libre, invitación a un evento del sector, ascenso, planes de formación en la empresa, recompensas basadas en los gustos personales de un empleado, reconocimiento frente a los compañeros…